"Todos los políticos de este país, del primero al último, reciben regalos. "
Rita Barberá, Alcaldesa de Valencia, ¿justificando sus bolsos? ¿o los trajes de Camps?
Hay un dicho que me encanta: “La mujer del César no solo debe parecer honrada sino que debe serlo”. Por eso, me alarma ver como muchos políticos justifican sus corruptelas y les quitan importancia. Puede ser aceptable que reciban regalos en su cargo, siempre que sea un pequeño recuerdo o detalle de quién te visita o te tiene aprecio y, sobre todo, que quién regala no espere nada a cambio. Un ejemplo claro serían las cestas de productos típicos de Cantabria que regala su Presidente, el señor Revilla. Me parece adecuado por su parte regalarlas porque hace publicidad de su tierra y me parecería poco educado que alguien rechazara regalos de ese tipo. Pero eso nada tiene que ver, por mucho que el PP se empeñe en compararlo, con recibir trajes, joyas, viajes, coches, etc. No tiene nada que ver. Su argumentación tiene un rango de verdad, desde dudoso hasta falso, en todos los aspectos cruciales. O dicho más claramente: intentan engañar a los ciudadanos a través de la palabra, algo que, por desgracia, les encanta y repiten con asiduidad. Por eso, para contrarrestar sus repetición de mentiras, voy a repetirme también: una cosa es dar un detalle de recuerdo y otra hacer regalos esperando que te den algo a cambio. Y eso es lo que presuntamente hacían los miembros del PP implicados en la trama Gürtel, recibir regalos muy caros a cambio de beneficiar económicamente a Francisco Correa y amigos. Hay que tener muy clara la linea que separa un regalo de un soborno. Lamentablemente, a muchos, esa línea no les importa ni lo más mínimo.
Dicho lo anterior, me gustaría resaltar, que a la mayoría de los ciudadanos, nos daría más tranquilidad que no salieran cada dos por tres noticias de políticos corruptos. No se puede tolerar que aquellos a los que elegimos para dirigir las instituciones, aquellos a los que damos nuestra total confianza, se aprovechen de ello para enriquecerse personalmente. Es completamente inaceptable. Aquellos que eligen el camino de la política, deberían hacerlo pensando en lo que pueden hacer por los demás, en lo que pueden ayudar a mejorar; y no en cuanto dinero pueden conseguir. Aquellos a los que nos gusta la honestidad y la honradez nos sentimos avergonzados cuando se descubre a un político corrupto.
Como siempre en el pasado, uno puede escoger ser un demócrata o un aristócrata. El segundo camino ofrece ricas recompensas: riqueza, privilegio y poder. El otro sendero es uno de lucha, muchas veces de derrota, pero también de gratas recompensas que no pueden ser imaginadas por aquellos que sucumben a la tentación. Yo elijo el camino demócrata. Personalmente creo, que la honestidad hacia los que te eligen, es algo que nunca jamás debes estar dispuesto a vender.
Por eso, en este sentido, y a modo de resumen, decir que nuestro gran objetivo debe ser, la construcción de una sociedad en la cual líderes y gobiernos existan, no para usar o abusar de la gente, no para enriquecerse o hacerse poderosos, sino para ser honestos, honrados y proveer a los ciudadanos con libertad e igualdad de oportunidades.
Rita Barberá, Alcaldesa de Valencia, ¿justificando sus bolsos? ¿o los trajes de Camps?
Hay un dicho que me encanta: “La mujer del César no solo debe parecer honrada sino que debe serlo”. Por eso, me alarma ver como muchos políticos justifican sus corruptelas y les quitan importancia. Puede ser aceptable que reciban regalos en su cargo, siempre que sea un pequeño recuerdo o detalle de quién te visita o te tiene aprecio y, sobre todo, que quién regala no espere nada a cambio. Un ejemplo claro serían las cestas de productos típicos de Cantabria que regala su Presidente, el señor Revilla. Me parece adecuado por su parte regalarlas porque hace publicidad de su tierra y me parecería poco educado que alguien rechazara regalos de ese tipo. Pero eso nada tiene que ver, por mucho que el PP se empeñe en compararlo, con recibir trajes, joyas, viajes, coches, etc. No tiene nada que ver. Su argumentación tiene un rango de verdad, desde dudoso hasta falso, en todos los aspectos cruciales. O dicho más claramente: intentan engañar a los ciudadanos a través de la palabra, algo que, por desgracia, les encanta y repiten con asiduidad. Por eso, para contrarrestar sus repetición de mentiras, voy a repetirme también: una cosa es dar un detalle de recuerdo y otra hacer regalos esperando que te den algo a cambio. Y eso es lo que presuntamente hacían los miembros del PP implicados en la trama Gürtel, recibir regalos muy caros a cambio de beneficiar económicamente a Francisco Correa y amigos. Hay que tener muy clara la linea que separa un regalo de un soborno. Lamentablemente, a muchos, esa línea no les importa ni lo más mínimo.
Dicho lo anterior, me gustaría resaltar, que a la mayoría de los ciudadanos, nos daría más tranquilidad que no salieran cada dos por tres noticias de políticos corruptos. No se puede tolerar que aquellos a los que elegimos para dirigir las instituciones, aquellos a los que damos nuestra total confianza, se aprovechen de ello para enriquecerse personalmente. Es completamente inaceptable. Aquellos que eligen el camino de la política, deberían hacerlo pensando en lo que pueden hacer por los demás, en lo que pueden ayudar a mejorar; y no en cuanto dinero pueden conseguir. Aquellos a los que nos gusta la honestidad y la honradez nos sentimos avergonzados cuando se descubre a un político corrupto.
Como siempre en el pasado, uno puede escoger ser un demócrata o un aristócrata. El segundo camino ofrece ricas recompensas: riqueza, privilegio y poder. El otro sendero es uno de lucha, muchas veces de derrota, pero también de gratas recompensas que no pueden ser imaginadas por aquellos que sucumben a la tentación. Yo elijo el camino demócrata. Personalmente creo, que la honestidad hacia los que te eligen, es algo que nunca jamás debes estar dispuesto a vender.
Por eso, en este sentido, y a modo de resumen, decir que nuestro gran objetivo debe ser, la construcción de una sociedad en la cual líderes y gobiernos existan, no para usar o abusar de la gente, no para enriquecerse o hacerse poderosos, sino para ser honestos, honrados y proveer a los ciudadanos con libertad e igualdad de oportunidades.
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Foto: Los Calvitos
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